martes, 14 de junio de 2011

¿Vale la pena seguir viviendo?

Una periodista gringa estaba entrevistando a un hombre de unos 70 años, un inglés que había ido a una clínica privada en Suiza, dónde se asiste médicamente al suicidio.

Estoy cansado de vivir.

Eso dijo el hombre ante las impertinentes preguntas de la mujer que quería causar una reacción ante el hombre, que estaba totalmente determinado a dejar este mundo ese día.

El le explica con infinita paciencia, que su esposa murió, que sus hijos están grandes y cada uno con su vida, y aunque esté bien de salud y pueda vivir bien talvéz unos 15 años más, no desea respirar en este planeta para el día siguiente. La mujer necesita que el hombre llore, para que la cámara lo enfoque y pongan de fondo una muisquita de piano, para indicarle a los gordos gringos que deben hacer: AWWW!!! Juega su última carta.

- Usted sabe que dentro de unos minutos, sacarán su cuerpo en una bolsa negra de ese cuarto que está por ingresar.

Hay un pequeño crack en el rostro del señor, y la gringa salivando ve con horror que él se repone, se levanta y le da la mano, se despide de ella muy educadamente y entra al cuarto. Al final del documental, sale la camilla con el hombre dentro de la bolsa negra y la reportera se despide sintiendo que no le cumplió a su canal y al american way.

miércoles, 8 de junio de 2011

Inserte ¡PURA VIDA! en las siguiente oraciones

Le cortamos una pierna, pero la otra está ___________

Si se la meto________, si me la mete____________

___________, me fue______________

Terminamos, pero quedamos____________

Me cago en la muletica de____________
Cable, agridulce compañía

En unos de esos insomnios que me dan, recurro a la tele, la cagada de despertarte a las 4 de la mañana y ya no poderse dormir más.

Y en los canales hay reportajes de aspiradoras y cómo han cambiado la vida de innumerables y robustos gringos; el corsé que afina la cintura y el brassier que te deja las tetas como de repisa para la barbilla; una sartén maravillosa que asa pollos enteros, con sus verduritas. Algo más debe de haber en el Cinemax, ajá, un docudrama, y lo de drama no es que sea acerca de gais el tema, me lo echo desde la mitad, y sí, está interesante, salto a HBO y hay una peli del mayo francés en 1968, dos hermanos mellizos: ella y él guapisisímos, franceses y el otro chavalo un gringuito, se hacen inseparables, mientras París arde en las barricadas y los cocteles Molotov, la termino. Al 21 el CNN en español, y de pronto una voz con fuerte acento español:

Puesh que en este momento, she quema un hoshpital en San José de Costa Rica, aún no hay un número exacto de víctimas...

Paso al 6, muy nacional y están dando las tomas del hospital en llamas, un paciente con solo el pantalón de la piyama, descalzo, trata de bajar por una cuerda hecha de sábanas verde hospital, empiezo a darme cuenta del infierno de sirenas que se oyen desde afuera, y el drama intenso que están viviendo muchas personas en ese momento. Eso está sucediendo a escazas diez cuadras de mi apartamento y me tengo que enterar por una canal español, retramistido en Atlanta para el CNN, no me doy cuenta en el momento de lo aislado que estoy debido al insomnio y a la tonta sensación que al estar encerrado en mi depa estoy a salvo de las cosas malas que suceden en el mundo. Un romano feliz en el circo viendo morir a los gladiadores o cristianos, y que tiene el morbo de que nada le sucederá a él porque se ha salvado, inmortalizado por la desgracia ajena: un tonto feliz.

El zapping me dispara a un canal cristiano que me crispa casi desde el primer momento, todos vamos a ser parte de la leña en que arderemos en el infierno, homosexuales, impíos, prostitutas, ladrones, mentirosos y estafadores, todos en las misma pira por la eternidad. Hay una mujer en un escenario con la Biblia en su mano y un micrófono inlahámbrico, tiene todas las respuestas, es ocurrente y hace reir a su auditorio, obreros y oficinistas que quieren salvarse y no morir jamás. Oran con las manos en alto, lloran, cantan, ella los golpea en la frente y caen cuan largos son al suelo, han recibido el toque divino y el cáncer, o la infidelidad del cónyugue, el hijo en drogas, la hipoteca de la casa, todo se resuelve por la gracia de Dios, cómo quisiera creer, pero apreto un botón y me aleja años luz de la salvación.

En E los artistas cruzan como exhalaciones la alfombra roja y le dicen al comentarista que sus vestidos son de Galliano, Oscar de la Renta, Armani, Chanel. Están felices, la gente los adora, quieren ser como ellos, bellos, despreocupados, ricos y envidiados. Flashes por doquier, gente linda, asistentes, fotógrafos, limusinas y mucho poder.

Caigo al National Geographic y es una canal del apopcalypsis, el clima maleado por nosotros, los desastres naturales, los aviones se caen con cientos de personas dentro, los animales se extinguen a paletadas y los glaciares se derriten junto con los casquetes polares, no hay donde ir, burning down the house.

He dado varias vueltas, películas de los años treinta, la Garbo muriéndose de tisis; películas actuales, Bridget Jones feliz de ser amada por la manera que es; bombas; vampiros descuartizando gente; una pata de cerdo en el Food Chanel, jugosa y tierna; un hombre atendido en Emergencias, todo real, disparo en el pecho, por más que se esfuerzan muere en la mesa, está desnudo y lleno de tubos, hora de la muerte... Una casa de 2 millones de dólares y los nuevos ocupantes no tienen idea de cómo decorarla y los expertos de HGTV les dan los consejos salvadores, otra vez salvación, pero solo para ellos.

Infinito, la vida new age, como escrito el libreto por Paulo Cohelo, cristales de cuarzo y chacras abiertas ante el universo.

A las 6 de la mañana el extractor de la panadería del Automercado zumba puntual y así seguirá hasta las 6 de la tarde, y no sé por qué siempre me tranquiliza, apago la tele, las luces, me vuelvo a meter entre las sábanas con mis gatas, y voy poco a poco entonándome, hasta que me doy cuenta que soñé algo, o sea, me dormí al menos 5 minutos y ya el cerebro no puede engañarme, he vencido el insomnio, no sueño que estoy depierto, ahora sueño que estoy dormido.
Lo sagrado es profano

Casi todos sabemos que si estamos en una alegre mesa de tragos, en la que hombres y mujeres estamos compartiendo elíxires y buena comida y nos carcajeamos con los comentarios y chistes, sabemos muy bien, que incrustar temas de religión, futból o política, destruirá en un 100% la maravillosa armonía, - un poco ilusoria talvéz - , que nos había dado el alcohol.

He visto, como se apagan las sonrisas, se activan las miradas furtivas, se hacen grupos de alianza de inmediato para estar de acuerdo con el comentario o para hacer trinchera para derribarlo del todo. Hasta ahí, aún tenés una oportunidad de salvar la noche, al hacer un comentario totalmente fuera de lugar y provocar una risa general, te verán como el tontico ingenioso del grupo, pero de nuevo estaremos en la barca de la diversión colectiva, que empezó hace cientos de miles de años, cuando nos reuníamos a la seguridad y al amor de la fogata.

Si no sos suficientemente sagaz y pasa ese minuto que definirá el futuro del ágape, es casi imposible reparar el daño, nos volveremos otra vez islas, nos enconcharemos y será el momento de agarrar carteras, celulares, pagar cuentas y dispersarse.

Sentencia: La mesa de tragos es sagrada.

martes, 7 de junio de 2011



VIVIR CON GATAS

Tengo 50 años, vivo solo y tengo tres gatas, casi un cuento de Dickens.

Por suerte en este tiempo que me tocó vivir, el término solterón no aplica, ya no estás obligado a casarte y tener hijos para ser una buena persona y aunque talvéz nadie me tome la mano el día de mi muerte, puede ser casi seguro que haya una de mis gatas durmiendo en la cama ese día.

Voy a ir contando en este blog, la vida de cada una de mis gatas, de Kitty, Amelia y Chinchi, que espero sea tan entrenidas como cuando me las cuento a mí mismo, y me encuentro tan divertido y ameno.

Les cuento a mis amigos, que a veces en la madrugada estoy yo carcajeándome de las ocurrencias de estas tres bichitas que alegran mi vida, o como cuentan mis vecinos de arriba, que de pronto oyen un cristal romperse y mi voz gritando, ¡jueputas gatas, las voy a matar!!! Porque sí, el precio de que estén encerradas las 24 horas de su día en un apartamento en el medio de una ciudad, es que harán travesuras y romperán cosas, me ayudan con lo del feng chui que hay que estar moviendo las cosas.

Las tres duermen conmigo en mi cama, aunque ahora Amelia duerme debajo de la cama y Kitty a mis pies, pero a veces me despierto sofocado en la noche y es que la gata me corta la circulación de las piernas y la tiro al aire y a los 15 minutos lo mismo, y me trata de despertar en la mañana poniendo su nariz fría en mi cara y Chinchi de pronto decidió dormir en la mesa de noche y así empieza un nuevo día con ellas.

No lo planeé así, pero bueno, las circunstancias así fueron dándose, vivo con tres vírgenes a la fuerza, y yo un lujuriento retirado, y los cuatro habitamos una muy pequeña parte de este vasto universo, alejándonos elegantemente del origen del Big Bang, hacia un mar de nebulosas.
Cuento
Dejáme hablar


Déjame hablar, por favor. Sí, ya sé que hace añales que no nos hablamos, pero es que vos no sabés por las que he pasado yo: un calvario... Déjame hablar, que si no me eschingo y salgo a la calle agarrándome del pelo hasta caer muerta... ¿Qué no estás enterada de nada?, mirá mujer, amarráte el cinturón como decían en la película, porque esta es buena.... Vos te acordás de Manuel, aquel, como no te vas a acordar, sí, sí.., bueno no era muy guapo que digamos, de cara digo, pero era de esos hombres que la ropa no les va, ay chiquita porque desnudo era una divinidad griega, una cosa.., pero bueno, no voy a hablar bien de ese hijueputa, si lo que quiero es descubrirlo ante vos en toda su barbarie. Ah sí, mujer, así como lo oís, me hizo torerías que no te podés imaginar, yo jamás creí que una mujer podía caer tan bajo. Imagínate que no te voy a contar ni la mitad de lo que me hizo por miedo de que me perdás el respeto, no, no, apenas una pincelada, un matiz de lo que ese Cro Magnon causó estragos en mi vida... ¿Perdón?, bueno terminamos hace una semana, ¿se te hace poquito?, y yo fui quien lo quebró, que quede claro, ah sí, ya estaba harta del maltrato mental, del abuso, de su ingratitud.., vos sabés como soy yo, desinteresada, tan entregada a las relaciones, pero acaso creés que ese cabrón me agradeció algún regalo de los que les di, todos y cada uno cosas buenas, vos sabés como soy yo, nunca regalo cochinadas. Ay pero qué tonta fui, corriendo como enajenada en esa locura de San José buscando el reloj para bucear que tanto quería, si hasta me quiero patear a mí misma por lo tonta que fui... ¡45 mil colones!, por ahí tengo la factura timbrada, así como lo oís..., y no lo digo por rajar, vos me conocés, sabés lo desinteresada que soy, que hasta me paso de buena, como siempre: de bruta... Claro, cuando se lo di y se lo puso, brincaba de la alegría, como no el muy..., ya me está dando cólera de solo acordarme. Ahí sí que era buena, su mujercita y que tacatí y que tacatá, pero mirá en esos días.., como hago para no acordarme, pero es que no puedo, por Dios Santo, por qué me mandaste esta penitencia. ¿En qué iba?, ah sí, en esos días justamente me enfermé de una quiebra huesos terrible, mujer de casi morirse, estuve fatal y yo sola en mi departamento, íngrima, hirviendo en temperatura, oílo bien, acaso le nació a ese animal venirme a ver, que un juguito, que si se te ofrece algo de la farmacia, noo, con costos un par de llamadas, como quitándose el barniz del sentimiento de culpa, para al final largarse con sus amigotes a ver los partidos de la Sele a las cantinas... Ay no mujer, que las he pasado verdes con ese carajo...¿Aló, te oí bien?, pero cómo me podés preguntar eso a mí, yo, tener culpa de algo, como si no me conocieras, apenas empiezo a contarte. Ah, ya me acordé, esta es buenísima, como cuando se quebró el brazo haciendo esas piruetas con los mecates en un despeñadero, quién fue la que estuvo todo el tiempo a su lado, quien fue la que se tiró de su escritorio a riesgo de perder el trabajo, diay sí la tonta de moa, quién iba a ser, yo, la buenaza.., ahí sí que estaba feliz, tuvo cocinera, enfermera, asistenta de sus miserables asuntos, si hasta iba a hacerle esas kilométricas filas para cambiarle los cheques del banco, porque además yo literalmente me pasé a vivir a esa covacha, porque ese es otro asunto, cochino no hay, desordenado que ni por señas, ni te cuento las cosas que me encontraba cuando barría porque de seguro acabás de almorzar, la suciedad en el baño, debajo de su cama, solo yo, solo yo en mi idiotez le dejaba esa casa como un ajito, nítida... ¿Por qué una es así, ah?, decíme vos, porque yo levanto los ojos al cielo y no encuentro respuesta. Cuánto daría yo por ser de ésas que se acuestan con un tipo por noche y a la mañana chao, chao, si te vi no me acuerdo, pero yo no, me involucro, doy lo mejor de mí, dejo los pedazos de carne en el alambre por una relación y mirá como me va, como un quebrado me va. Si yo las veo en la calle, a las desvergonzadas esas, son esas las que les dan palo, ahí si que están como perritos a sus faldas, así es como les gusta, que sean bien putas y malas, que les pongan cuernos, que los chuleén, que les roben. Porque una sí que hace las cosas como Dios manda, de las que ponen el corazón en el asador, a ésas, como nosotras, sí que les va mal, pero se acabó esa vocación de esclava, de geisha tarada, encerrada en cuatro paredes esperando a que venga el macho cuando le de la gana: comió y jaló, ah no, así no más,  yo ya soy otra, y no te sorprendás si un día me ves en la barra de una bar, bien sentada en un banco con botas hasta la rodilla, minifalda de cuero, medias caladas y el pirucho bien enlacado, un día de estos lo hago te lo juro, ya me cansé de ser la buena de la película, la tonta que todo el mundo vacila... Sí, sí, sí, ya sé que vas a decir, que una recibió una buena educación, cultura, no, no, jamás podré ser una de ellas y me alegro sabés, porque tengo la conciencia muy limpia, ¡ando por todos lados con la conciencia bien limpia! Oí esto mujer, si yo llegué al extremo de esperarlo sentada hasta entrada la madrugada mientras llegaba borracho de sus fiestas, y no me llevaba a mí, ahí sí que no, la bruta en la casa y él en la calle con sus amigas que mejor ni te cuento y sus amigotes que nunca les caí bien. Imagínate que llegó a tal descaro de decirme que no me llevaba a sus fiestas porque hacía caritas, pero como no las iba a hacer, con esa gentuza de amigos que tenía, con esas mujerzuelas con boca de excusado que tomaban alcohol como cosacos, mirá, déjame hablar, es que yo tuve la mala suerte de que mis padres me pusieran en un buen colegio privado, bi-lin-gue, oílo bien, nada de esas cosas públicas que es de seguro que salieron esas alimañas... Ay no, no seás tontita, claro que de  los colegios públicos también salen gente educada como vos, no estaba generalizando, si te ofendí perdóname, si, si mi amor... Pues imagínate que me tenía que soplar a veces 6 o 7 horas con esa gente a la par, entre vulgaridades y cuentos del pasado en que no figuraba yo, y hasta a veces, no me vas a creer esto, hablaban con nostalgia de alguna zorra que fue novia de él y la ensalzaban en mi propia cara, y yo pobre de mí, disimulaba, pero por dentro estaba furiosa, y mirá en todo ese tiempo él ni me alzaba a ver, yo era un cero a la izquierda, toda su devoción para sus amigotes de mierda, todas las atenciones y yo ahí sentada en el medio del tumulto con una vergüenza ajena, porque te imaginarás que de las mesas de la par, la gente decente se horrorizaba de las barbaridades que se decían, ay no mujer, vos no sabés por las que yo he pasado con este hombre. Claro que al final las amigas entre comillas de él no me querían ni ver el pelo y yo las oía cuchicheando acerca de mí y criticando mi ropa, que vos sabés muy bien que de Benetton no baja y de seguro les daba como envidia mi buen gusto para vestir y que no tengo necesidad de andar con el culo pelado ni con las tetas afuera para que los hombres me volteen a ver, eso se llama glamour, las cuales ellas, en sus tugurios nunca aprendieron mi amor. Y ni que decirte de sus amigos hombres, imagínate que pillé a uno de ellos llamándome: la frígida, ¡a mí!, ¡a mí!, yo que soy una mujer de mi tiempo, y no una santulona, ni una anticuada, claro que tampoco soy de las que se cuelgan en las lámparas para complacer a los babosos pervertidos que andan por ahí, soy una mujer normal con sus apetitos sanos y muy normales, ni muy muy ni tan tan, decente, muy en su lugar. Claro también como ninguno de ellos pudo ponerme una zarpa encima, porque de seguro creían que yo era como las otras que había tenido Manuel, que se la pasaban de uno a otro, y después, porque así son los hombres, se contarían entre ellos hasta de qué color tendría el chunche de ahí abajo, perdoná si me pongo un poco malcriadilla, pero es que no había podido hablar con nadie de mi tragedia y a veces pierdo el control. Porque si he de serte sincera de ésta no me repongo, estoy cansada de dar y dar y no recibir nada a cambio... ¡Ah, y no has oído lo peor!, el muy desgraciado en uno de los interminables pleitos que me manda al sicólogo, ni le quito ni le agrego, así como lo oís, qué descaro por Dios, que yo era la loca obsesiva y dominante, él, que estaba como cabra en repollal, que cuando empezaba a beber sus birritas no podía parar hasta beberse el agua de los floreros y me manda a mí al loquero, y mal le va si me decido a ir a uno, porque de seguro el loquero saca un libro sobre el abuso en que viví en estos casi 9 meses, se hace millonario... Mirá vos, ahora que lo pienso, ay qué gozada, que me viera Manuel en tele, así toda linda, que me estuvieran entrevistando acerca del libro que yo inspiré y le cuente a estos cuatro millones de ticos y al millón de nicaragüenses que viven en esta bendita Costa Rica del patán que es él, ¡la verdad!, que se enteraran todos, a ver si le seguirían riendo las gracias los amiguitos. Ay no mujer, déjame hablar porque estoy devastada, vieras que si no termino esta relación enfermiza a tiempo quién sabe hasta dónde habría llegado, te lo advierto sin exagerar, pudimos haber sido portada de la Extra... Y si me preguntás si lo extraño, ¡ja!, ni a él, ni a su manicillo..., ay que bruta..., ya qué, ya conté, pero bueno vos sos como una tumba, es que ni eso, ya sé que te había dicho que tenía muy buen cuerpo, pero tenía un cosillo, que la verdad yo me hacía de la vista gorda porque lo quería montones, hasta en eso tonta, jate vos... ¿Perdón?, ah sí claro, también los orgasmos fingidos, las felicidades fingidas y la estabilidad fingida. Yo lo quise horrores, de nada sirve negarlo, pero él se encargó con todas sus acciones a que se me lavara la voluntad, y quedé exhausta en medio de todo... ¿Perdón...?, yo que sé, por ahí aparecerá otra tonta, ésas que nunca faltan, y se lo regalo, allá ella, ¿cómo qué cuál?, diay ésa, la nueva, ya me llegó el chisme de que anda con una atorrante, la verdad me da mucha lástima vos sabés, si supiera cual es su nueva víctima, sería capaz de llamarla y advertirle..., dejáme hablar..., ¿perdón?, pero si yo..., jamás mujer..., acaso sos vos..., no entiendo..., déjame hablar..., antes muerta que acusarte de..., ¿perdón?, ¡él está ahí con vos!, ¿pero qué está haciendo en tu casa?, ¡grandísima pedazo de zorra!, roba novios, descarada, déjame hablar, déjame hablar.... Ahh, ya entiendo, así que me dejaste hablar para ponerme yo sola la soga en el pescuezo, pues no te va a funcionar, ¿me oís?, porque quien como yo le hacía el desayuno en las mañanas, quién como yo le planchaba las camisas con Niágara, y quién como yo se tendía de felpudo para sus bellos pies, el volverá, ¿me oís?, el volverá conmigo, déjame hablar, ¡déjame hablar!
Cosas que me enseñaron de chiquito
y que no sirven en mi vida de adulto

Solo te podés tirar pedos en el baño

Los puntos cardinales (¿dónde putas está el norte?)

Ser infiel es malo

Masturbarse es malo

Mentir es malo

Orinar fuera de la taza es malo

Solo nuestra familia es normal

Cuando seás grande, entenderás.

lunes, 6 de junio de 2011

Cada país necesita su Malinche

Tuvimos el dudosísimo cartel del país más feliz del mundo, Corea nos lo quita y nos deja en un extraño segundo lugar, ¿menos felices, segundones hilarantes? Hemos creado a Costa Rica a nuestra imagen y semejanza, igual que como creamos a nuestros dioses, no sé en qué momento empezamos a ser costarricenses, pero como dijo la Astiarán, que de cubana va a brillante:

Los ticos dicen que no tienen identidad, pero hasta ahora no me he encontrado a un costarricense, que no se parezca al otro.

Con todo nuestro complejo de chirrisquiticos, de pobrecitos, de subdes. Nos cacarean por el mundo, por una paz, que ya no tenemos, pues basta ver la cara de temor de los hombres y mujeres en las aceras, desconfiándonos unos de otros; de la ecología que nos esquiva, cuando hemos tumbado las selvas, ensuciado los ríos y urbanizado las playas. Y nos hemos visto obligados muy a nuestro disgusto, a mezclarnos con el mundo, cuando nos iba tan bien cuando éramos una isla en medio de Centroamérica, en medio de América entera, perdidos para el planeta.

En esta feliz tierra, con su palma su brisa y su sol, nace la Chavela Vargas y la muchacha mestiza y guapa, quiere cantar y ser escuchada, pero hay que aclarar desde un principio, en la actualidad, ¿cuántos cantantes solistas costarricenses, viven exclusivamente de su trabajo?, muy pocos, hasta me aventuraría a decir que caben en la mano de este primate escribidor.

La chica lesbiana de pueblo, definitivamente no tiene cabida en una Costa Rica terriblemente pueblerina de 200 mil almititicas. Y se va a México, que ya desde entonces era la Meca para los artistas de Latinoamérica, cantantes, actores, escritores y artistas en general. La Chavela se va masticando una amrgura pequeña y la expulsa con su voz ronca, que le canta a las mujeres con voz de hombre enamorado, como si fuera ella, el mismo José Alfredo con aliento a tequila y tabaco y sus innumerables ponchos y guaraches.

Ahí en esa tierra que venera a la muerte, la sangre y los ídolos de piedra, ahí, ella se hace un nicho como cantante folklórica, hombruna y pendenciera.

Y una señora mexicana me contaba, que ella la iba a ver cantar al famoso teatro Blanquita en el DF, en los años 50, y que los hombres borrachos la insultaban, molestos por ver a una mujer que los miraba a los ojos de tu a tú, de vos a voz, y le gritaban ¡tortillera!, y la Chavela, ya con sus mezcales entre pechos y espalda, se bajaba del escenario a darse de golpes a puño cerrado, a medirse con los mero meros machos mexicanos, a quitarse la chicha de no sé qué, que le corroía su ronca garganta y muchas veces la sacaron en camilla, borracha y golpeada.

Hizo su carrera y la deshizo en México y desapareció, Y creo que su odio se le diluía contra el mundo entero, contra su México que la quería, pero no mucho mucho como ella deseaba ser amada, y entonces, decidió que su odio cabía justo en la pequeñitica Costa Rica, y le cupo para verter tantos años de desengaños con la gente, la fama y la vida. Y quedamos como los malos de la película, los que producimos genios pero que no podemos sostenerlos, amarlos, respetarlos y conservarlos en nuestro suelo. He hicimos a esta Malinche profunda y dolida, que embelesó a Almodóvar, Bosé y Sabina, y a teatros llenos, en un segundo aire triunfal, con su canto de sirena.

Cada país necesita su Malinche y nosotros la tenemos.
Los NUEVE orificios del cuerpo

Casi siempre que lo comento, la gente se pone disimuladamente a contarse sus respectivos, y bueno, que no haya pena, hay que conocerse de cuerpo y alma.

Los chinos antiguos ponían jade en los 9 orificios de los cadáveres de gente importante, para que no se les fuera el chi en una flatulencia o un estornudo post morten.

¡Y no nos vengan a complicar la jugada con lo del tercer ojo, o las chakas!

domingo, 5 de junio de 2011

Oda al whiskie


Fueron 20 años de fidelidad absoluta a la birra, en los cuales me tomé ingentes cantidades de silos de cebada y lúpulo, hasta llegar al dudoso honor de pesar 200 libras y pico. En una foto que me tomaron en mayo del 07, aparece un mae que se parece como a mí pero relleno de espuma de cerveza, un michelín malhumorado que no sabe cómo llegó a tan mal puerto.

Es terrible cuando estás en esa condición enchanchichante, y caminás por la calle y te topás algún conocido que en lugar de decirte: hola, ¿cómo estás?, te espeta un: mae, estás gordísimo, y tu autoestima en jirones, y odiás verte reflejado en los escaparates de las tiendas y la ropa ajustada de moda atenta contra vos, y te estampan XL en la frente, y el solo hecho de ponerte las medias es una odisea. Había que hacer algo.

Me fui donde una nutricionista, una muchacha encantadora que de seguro mientras yo bailaba con Donna Summer en Leonardos ella estaba apenas naciendo. Le conté mis cuitas sin quitarle la vista a una especie de grumo amarillento que se movía con cualquier acción del escritorio, ella muy diligente me dijo que esa enorme pelota de hule, era equivalente al graserío que tenía en la panza y eso era lo que íbamos a eliminar. Cero cervezas, cero harinas, cero azúcar, cero vida sedentaria, un plan nutricional y 30 minutos de ejercicio diarios. Pero con la lágrima a flor de ojo, yo le dije que me podía quitar la cerveza pero..., pero el alcohol en general, no se patea a un animal herido señora y ella resplandeció y me dijo que aunque un trago de whiskie equivalía a una taza de harina (eso fue un golpe bajo), era mejor que me pasara de bando y caminara con Johnie de ahora en adelante.

Los primeros intentos fueron terribles, claro, acostumbrado a echarme los vasos de cerveza a cor cor y las promociones, happy hours, baldes y cuanta cosa hay, pues al principio me tomaba los wiskies de esa manera y terminaba como cucaracha en microondas a la primera hora. Hasta que le fui agarrando el toque, si estaba en una reunión de postín donde sería muy mal visto que, tambaleante, me sacara los mocos con la cortina de terciopelo, los tragos límite eran tres, espaciaditos e intercalándolos con sodas con limón, me funcionó a la perfección y ya no me volvieron a echar de los mejores barrios.

Se fueron las gomas infernales, las borracheras con los horribles blancazos y ya no recibí más llamadas de mis amigos con el terrorífico: ¿te acordás lo que hiciste anoche? Ahora se entiende como los ingleses formaron un imperio, los lores se tomaban unos traguitos relajantes y los nazis no pudieron ni con todas sus bombas quebrantarles el espíritu.

Después de tres meses de comer bien, ejercicio y los nuevos copetines, rebajé casi 15 kilos, mi vida dio una vuelta completa, me miraba al espejo con asombro y los pantalones de hacía 10 años de pronto entraban como guantes y regalaba mi ropa de gordo a diestra y siniestra.

Me acompaña como un lei motiv, el sonidito de los hielos en el vaso corto, con mi nuevo trago, que causa espanto entre los conocedores, porque lo tomo muy diluido, con bastante agua y lo rindo mucho, pero bueno cada cual mata las pulgas a su manera.

Y muy importante, éste no es un publireportaje dedicado a alguna marca de licor, ¡es un testimonio!
Los nuevos ricos

San José fue una ciudad plácida bordeando el aburrimiento, los que vivimos esta ciudad en los años setenta y principios de los ochenta del siglo pasado (hasta que me da no se qué decir esto), nos dábamos el avenidazo desde cuesta de Moras hasta la estatua de León Cortés y de ahí otra vez para arriba en carros abarrotados; la primera Mc Donald´s, por supuesto tenía que estar en el centro, así como las principales tiendas, cines, librerías, discotecas. Tenías que ir al edificio de la Monumental a ver el cambio de noticias en la pizarra, en las elecciones políticas se convertía en un infierno de banderas y claxon a toda hora del día. San José era el pulso de Costa Rica…, pero, como si se tratara de un pastel, fue partida en dos, un advenedizo Escazú y su lazarillo Santa Ana, tomaron la situación por los cuernos y en pleno auge neoliberal, se levantaron en rebeldía y se independizaron de San José, agregándose como nueva estrella en la bandera gringa.

Y los habitantes de esa república: los nuevos ricos.

Personas que pasaron la difícil barrera de la clase alta, desde la media o la baja. Pueden haber hecho un negociazo de millones, o por vender polvo blanco y no estoy hablando de Ajax con triclorín, o bueno, no hay que ser tan envidioso del bien ajeno, se hizo rico porque de verdad se rajó el lomo trabajando, pero esa no es una fórmula que le funcione a casi nadie en el mundo (media humanidad se está rajando el lomo en este momento y nunca verán la luz), dando espacio a un montón de suspicacias.

Hasta hace poco el aparentar riqueza era de pésimo gusto y  la ostentación era vista como una cosa de polos, o bombetas, si has sido rico toda la vida no tenés por qué restregarle tus billetes en la cara a nadie, lo sos y punto. Pero ahora tenés  a los nuevos ricos, que deben tener un carro secuestrable tan caro como la deuda externa de Bolivia, un celular que te masturba mientras hablás con un cliente, y todo esto atenta contra tu mesura, se publicita un estilo de vida absolutamente indecente en que tenés que ser millonario y que los demás coman mierda.

Alguien una vez me dijo que el estatus de un nuevo rico era tener un Mercedes Benz, un condominio y un Rafa Fernández, pero ahora se han diversificado y las mujeres van a los Spas de moda y piden de todo como en botica y le jalan los pelos y le quitan los pelos de por allá, la blanquean, desodorizan, tiñen y pintan, le meten productos exotiquísimos de belleza, ¿y la cuenta?, quinientos mil, y ni arrugan sus estiradas caras, sacan una de platino que te puede cocinar las córneas con solo su brillo. Después darse una vuelta a Multi cuando les da cavanga por Miami, repleta de bolsas de los lugares chic y tomarse un capuchino descafeinado con su mejor amigo gay.

Oí también el caso de un tipo de treinta años que tenía un trabajo magnífico con una trasnacional y que hacía clavos de oro, claro, no siempre fue así, venía de una familia muy humilde, pero sus padres se esforzaron heroicamente por pagarle lo estudios, y bueno, una historia de auto superación, pero no, el huevón tenía que aparentar, y en lugar de tener una casa de dos pisos, tres habitaciones y dos baños en San Pedro, no, tiene que comprarse un huevito, pero eso sí, en una reluciente torre de apartamentos que se erectan en Esqueizu (así se pronuncia ahora), ¡hizo hasta lista en un almacén de alcurnia para su fiesta de inauguración del apartamento!, y un amigo mío que es filoso cual bisturí, me dijo que: fijate vos entre muchas lindezas, pide copas de agua de cristal, ése que de seguro que en su infancia tomaba chan en frascos de mayonesa.

Termino mi diatriba con una conversación que oí entre dos chiquis muy sofis, en un cafetín de moda:

Mirá, es mejor un new rich que un never rich.

LoS sIeTe PeCaDoS

Lujuria.
Me mata, con seguridad tengo una paila en high en el infierno esperándome, por este item tan gustado por mí. Y sé muy bien, que ser escorpión no es atenuante.

Gula.
Glotón, por suerte no tanto por lo dulce, a veces obsesivo con una sola cosa, pero me aburro rápido. En esta materia me convalidan de seguro.

Avaricia.
Cuando tenga plata les cuento.

Pereza.
Uy, otro de los favoritos, soy un gato, gordo y recién comido. De los que si el control remoto está a centímetros fuera del alcance, sufre por no hacer el esfuerzo.

Ira.
Para nada me gusta sentirla, si me dejo raramente llevar por ella, al final me siento tan ridículo y vacío.

Envidia.
Podés rajarme de tus posesiones materiales, de tus logros en la vida, te felicito y sigo en mis cosas.

Soberbia.
Un poco, que al rato se llama autoestima, vaya uno a saber.

100% consecuente

Hace poco tuve un encontronazo con una gente. Un grupo de amigos, que nos empezamos a frecuentar y a estar al día entre nosotros y a hacernos tan cercanos y tan imprescindibles, que por una tontería de nada, un día, implosionamos en un apagado estertor, que no se oyó en ninguna parte, como el árbol del bosque.

Una de las afectadas espetó con el dedo índice parado, ¡yo soy 100% consecuente!, y eso la hizo juez y verduga, y por último, qué cosas, mártir.

El grupo se disgregó y como en Madagascar, cada cuál escogió su lado más divertido de la playa y marcó en la arena una línea, y se siguió con las respectivas existencias, nadie es imprescindible para nadie.

Ahora que el polvazal se ha asentado, me ha quedado un sordo recuerdo de lo pasado.

100% de algo en un ser humano es un absurdo de cuantiosas decepciones. Ni la maldad más acabada alcanza su pináculo, y la bondad está carcomida de dudas. Hay que ir por la vida sin tratar de poner a otro ser humano en pedestales altos, - se va a caer en algún momento, es seguro -, alguien me había dicho, viví tu vida como si fuera una obra de arte, ok, se intenta, aunque lo que para mí es una maravilla a otra persona le parecerá una bazofia.

La consecuencia de ser 100% consecuente, es una vida en que imperarán blancos y negros, imposible estancia para un artista o una persona sensible, los grises en el medio del blanco y el negro, se considerarán cosas de pusilánimes y entonces nos quedaremos los variopintos en nuestro lado divertido de la playa moviendo el bote, hasta que en nuestra falta total de consecuencia, nos pille la muerte en forma de tsunami.

0% reciclables.

Aminofauno

Se lavó con la lengua todo el cuerpo a conciencia, total que uno no sabe por donde le van a andar por la noche y es mejor estar preparado, le había llegado el olor exquisito de almizcle de una gata en celo, lo respiró con la boca abierta con fruición, ay que gatita mas afortunada, recibiría sus mieles. Pero pronto le llegó el fastidio, por ahí venía torpemente subiendo al techo el gato de la vecina del frente, Eugenio, no sabía porqué se le pegaba siempre, y era un color andar con él, por su fama de mamitas, chineado, niño rico y hasta que se le volteaba las rosca.

-        Holi Aminofaunis.

-        Mae no me diga así pero ni en broma, tengo una reputación que guardar.

-        Ay pero si solo te estaba saludando, mi dueña se toma unas pastillitas rosadas cuando se pone así.

-        Bueno qué, no tengo todo el día. 

-        Ay qué olor tan extraño me llegó, uy dan ganas como de…

-        Uy mae si a usted le habían cortado las bolas, con razón no le gusta esa delicia que está en el aire.

-        Qué..., esa cosa de restregarse con una gata pulgosa y que no se sabe que apellido tiene, bueno, no creo que vos te rebajés a hacer esas cosas…

No iba a dejar que le arruinara el día, simplemente se dio la vuelta, pero para más inri se le pegó el gato de narras atrás. 

-        Llevame adonde vas, no seás malito.

-        Mae, vea, yo soy un gato muy gato, me la juego solo desde que me destetó mi mami linda que no sé quién es, y no voy a andar con vos a rastras, mae me matás los lances, las gatitas quien sabe que van a pensar si nos ven juntos.

-        Ay que somos inchis, no hay cosa más linda que la amistad.

De un árbol de mango cayó Tripas, un gato de los bravos, manejaba todos los techos de los barrios del sur y era respetado por todos.

-        Uy a qué horas empieza el te.

El que menos quería que los viera con Eugenio y sale a cuento.

-        Diay Tripas, qué me dice.

-        Diay que vengo por la gatita que me está llamando a gritos.

-        Mae es Fifí la gata de doña Marta, y vos sabés que es siamesa y esas son malas…

-        Y además ella tiene pedigrí y solo están esperando que le traigan el macho de los doctores Echandi.

Aminofauno vio con espanto como se le esponjaba la cola al Tripas.

-        Mirá gato o lo que seás, a mí nadie me dice que hacer con las cabras.

-        Que no es cabra es gata…

-        Que te callés Eugenio, dejáme manejar este asunto a mí, o te van a dejar como un crucigrama.

Se llevó aparte al Tripas y lo fue endulzando con eso de que vos sos el más grande, el mejor, no hay gato que te rete para nada, líder de los techos, terror de las ratas de rabo pelón de las alcantarillas y poco a poco se le fue bajando la cola.

-        Yo no sé que hacés con ese gato mamitas, pero es tu nota. Yo solo vengo a reclamar del derecho de pernada y nada más, yo soy el primero que tiene cositas con las gatas y allá ustedes que se maten por lo que quede. Y ya no voy a discutir más, Aminofauno fue un gustazo verte y ya me voy a localizar a esa nena, ahí nos violines…

Se marchó lanzándole una mirada asesina a Eugenio, éste no entendía bien en el grave peligro que estuvo dado la seguridad de la mansión en que vivía.

-        Mae Eugenio, vea, los gatos de casa se quedan en casa, no se suben a los techos, ustedes son diferentes a nosotros, los gatos de techo, no nos juntamos con ustedes, así de simple, cada quien en su casa y Don Gato en la de todos.

En ese momento se oyeron terribles gritos y aullidos seguidos de locas carreras por los techos, a los lejos se veía a Fifí enloquecida, toda erizada y con los ojos desorbitados, Tripas la tenía acorralada y le lanzaba golpes terribles que ella no podía esquivar…

-        Ay por Don Gato hacé algo Aminofauno, que me va a matar a Fifí, ella es mi amiga, no soporto ver como la maltrata.

-        Cálmate, así es la vida en los techos, es más teatro que otra cosa, son unos arañazos de nada y después chumpulún y al mes y pico gatitos, así ha sido desde los techos de paja…

-        No, no, mirá le sangra la orejita y mirá los puños de pelos que salen cuando la araña.

En verdad la situación no era parecida a las otras que se habían visto, el Tripas estaba atacando para matar, y aunque Fifí era una gata grande y muy bien alimentada, casi no podía hacer nada contra ese gato curtido y frío, que a todas vistas, ya en sus ojos de loco no se le veía el deseo. Aminifauno era muy suceptible a las injusticias y algo lo hizo correr y tirarse en el lomo de Tripas, este reaccionó con sorpresa pero sin pensarlo dos veces se fue a los ojos de él, ocasión que Fifí aprovechó para esconderse junto con Eugenio. Aminofauno luchó con todas sus armas, ni en sus sueños más locos se le habría ocurrido desafiar al líder, su vida era buena así como la llevaba, respetado por todos, pero con escalofrío en el fragor de la lucha se dio cuenta que cada vez más gatos se sumían a los espectadores de tan desigual lucha, y comentaban entre susurros y apostaban Wiskas que eran un gusto a favor del Tripas. Era claro que la lucha no iba para largo, Tripas sabía cómo matar de una estocada y cada vez se acercaba más al cuello de su adversario, pero en eso un chorro de agua helada los empapó, causando gritos de terror en todos los gatos, ellos se separaron, cuando un zapato casi los aplasta, esto provocó una estampida general. Tripas miró a Aminofauno y le hizo la señal de las cinco almohaditas rojas, una clara señal, que uno de los dos tenía que morir y se fue.
Aminofauno quedó maltrecho pero revisándose bien, no, no tenía heridas graves, que eso para un gato callejero es sentencia de muerte, se llegó hasta donde estaban sus amigos, y encontró a Eugenio lamiendo a la temblorosa Fifí.

-        Espero que estés contento Eugenio ya me eché encima al Tripas, voy a tener que esconderme un tiempo, qué tirada…

-        Pero si fuiste el total caballero, el de la armadura brillante, el de…

-        Dejáte de playadas por Don Gato Santo, es que no entendés nada, ese gato me la juró con la palma extendida, soy gato muerto… Nadie me tiene haciéndote caso a vos.

Fifí salió adolorida de su escondite, se acercó a él y se tocaron las narices.

-        Señor salvador, yo le estoy profundamente agradecida por ese gesto tan noble que tuvo para conmigo, que don Gato lo llene de bendiciones. Eugenio ahora es nuestro deber ayudarlo en su lucha desigual contra ese gato maluco…

-        Eh y por qué nosotros, ellos se las saben arreglar solos, a mí no me vas a llevar a esos techos herrumbrados de los lugares que frecuenta Aminofauno y si me da tétano…

-        No hay techo que valga, debo esconderme en las alcantarillas…

Había pocas cosas que causaran verdadero horror y espanto entre los gatos del mundo: las alcantarillas, lugar que era el reino de las ratas, el sub mundo donde iban a dar los gatos malos cuando don Gato el fin de los días, lanzando grandes cubos de agua helada condenará a los reprobados al frío eterno. Eugenio y Fifí se erizaron espeluznados, pero Fifí era gata de palabra y ya la había ofrecido.

-        Iremos con vos Aminofauno…

-        Ese iremos sonó a mucho gato. Ya me deben estar llamando para que me den el tuna fish de Irlanda del norte y el merecido descanso en mi canasta de la Provenza.

-        Cuando dije iremos, dije los tres, andando Aminofauno vos nos enseñás el camino…

-        Pero ni siquiera ando mis Lorazepán, aunque sea una Tafil por el amor de don Gato.

Debían darse prisa había viento de agua y debían guarecerse, los tres iniciaron la caminata, de una casa a otra, burlando los mortíferos alambres navaja, los imbéciles perros de los patios, cruzando las calles con gran sigilo y aprovechando los huecos en las tapias y cercas. Aminofauno sin hablarles les señaló una alcantarilla abierta, ayudó con gran delicadeza a Fifí a bajar, y con una certera patada dejó que Eugenio lleno de ayes cayera en las profundidades, luego él miró hacia todos lados y desapareció del mundo conocido de los gatos. (continuará)

Sueño que morí, más no de muerte natural. Me despierta la sensación más enorme de soledad que he sentido jamás, esa angustia de estar completamente solo ante la nada, es la que me abre los ojos. Estoy empapado en sudor y me alivio de inmediato: es un sueño, que aún no muero. Vuelvo a dormir y esta vez, sueño, más no muero.